viernes, 31 de diciembre de 2010

Quiero ser como la Esteban.

Como si de una inocentada maquiavélica se tratara, el pasado día 28 dejo de emitir el canal ccn+. Y aunque estemos en unas fechas tan señaladas, hay cosas que no se pueden obviar. Es triste. Y lo es mucho. Sobre todo por cuando ahora sintonizas ese dial donde antes podías informarte, aprender y por supuesto escuchar, escuchar a grandes comunicadores como lo son Antonio San José y, como no, Iñaki Gabilondo, ahora puedes ver un ojo rojo, como inyectado en sangre que son como se te ponen si escuchas la melodía de fondo durante diez segundos, y mucho cuidado que te puedes convertir en uno de ellos.

Las excusas que han puesto los nuevos dirigentes de Prisa son básicamente que ese canal no es sostenible. Supongo que se referirán a que como no insultan, no se gritan entre los tertulianos y hablan como personas normales y como no se lían de merienda para cubrir la mitad del programa pues eso es lo que no es sostenible. Y no lo es porque nadie lo ve. Muy poca gente de la que ahora pone el grito en el cielo sobre el cierre de la cadena, sabe algo sobre la programación de dicha cadena. Y ojo, empezando por mí. El dicho de que no valoras algo hasta que no lo tienes, más cierta que nunca.



Mi cabreo aumentó más ayer cuando leí la lista de los diez presentadores mejor pagados en España. Seis de ellos trabajan para la cadena de Fuencarral. Ana Rosa Quintana cobra 4 millones de euros al año. Jesús Vázquez cobra 3.5 millones de euros al año. Jordi González cobra 2.5 millones de euros al año. Y la princesa del pueblo y de la incultura Belén Esteban cobra 1.2 millones de euros al año. Y luego se quejan de lo que cobran los controladores. Ahora decirme como es posible esto si luego preguntas a quien sea y te dice: "Es que de verdad, que asco de Sálvame y La Noria. Todo el día con lo mismo ya cansa". O el típico: "Yo esos programas no los veo". No los verán, pero tienen una opinión con fundamentos sobre "La Campa".

Y es que andaba yo pensando, que ésta es la sociedad que tenemos porque así lo queremos. Queremos ver a gente humillarse y ponerse en ridículo como hacen cada tarde en Sálvame. Queremos ver la vacía y pordiosera vida que tienen los demás para no ver que es el reflejo de la nuestra. Los reflejos son juegos de espejo.


PD: La foto, cuyo póster seguro que habéis visto en más de un sitio, va dedicada a la mujer que aparece, Geraldine Doyle. Esta imagen se convirtió famosa en la II Guerra Mundial por reivindicar el trabajo de la mujer. Quería ponerlo para que el año que viene seamos un poco más reivindicativos con las cosas y luchemos por ellas.

Feliz año.

viernes, 10 de diciembre de 2010

La mujer de la cinta negra.

De sobra es sabido ya por todos lo ocurrido ayer. Se procedió a la detención de 14 personas relacionadas con el dopaje en España, y la cara visible de todas ellas es la atleta Marta Domínguez. Para quien sólo conozca su nombre y no su palmarés decir que actualmente ostenta los títulos de campeona del mundo y subcampeona de Europa de 3000 obstáculos y es sin duda la atleta española más laureada de la historia.

La reacción de todo el mundo que la conocía, o al menos creía conocerla, sus seguidores y los que la admirábamos fue de incredulidad. "Eso es imposible", nos decíamos a nosotros mismos. Pero al final de la noche se cumplieron los peores pronósticos: libertad con cargos. Y eso gracias a su embarazo. Si no estaría en la cárcel.

Vaya por delante la presunción de inocencia, pero, ¿cómo es posible que una persona ejemplar siempre fuera y dentro de la pista, sufridora en esos metros finales que nos hacía empujarla con todas nuestras fuerzas, con un amuleto como una cinta rosa en el pelo, con ese apretar de dientes que se lo enseñaría a cualquier persona que quisiera empezar con el atletismo y decirle: así se tiene que hacer, de otra forma no está bien, cómo es posible que se preste a esto? Tanta culpa tiene el que consume como el que se lo ofrece y vende. Incluso más el segundo.



Y es que andaba yo pensando, que ahora resulta que los demás, sus compañeros de profesión, su antiguo entrenador, incluso los de la más alta instancia en atletismo sospechaban. Que había algo raro. Que olía mal "algo". ¿Algo olía mal? Y me pregunto yo, ¿y que era ese algo? Porque yo cuando me subo a mi coche y huele mal, me miro la suela del zapato porque seguramente he pisado una mierda antes de subirme. Y eso si que huele mal. Pero no espero a que otro se suba al coche y me diga: "Oye huele mal", y entonces mirarme la suela.

Si una cosa he aprendido con todo esto, y todo lo que llevamos ya, es que nuestros ídolos, esas personas a las que admiramos tanto y son un ejemplo para todos, son eso, personas. Nosotros la cagamos y seguimos adelante. Ellos igual. La diferencia es que de lo nuestro se enteran unos pocos, y de lo suyo todo el mundo. Y de sobra es sabido lo que nos gusta vaciar nuestra propia basura sobre alguien cuando pasa algo así. Y lo buenos y legales que somos todos por supuesto.

De todo corazón Marta, espero que en la situación en la que te encuentras, que será más o menos como en la foto que se ve más arriba, no termines de caerte y lo que en realidad estés haciendo sea levantándote.