viernes, 10 de diciembre de 2010

La mujer de la cinta negra.

De sobra es sabido ya por todos lo ocurrido ayer. Se procedió a la detención de 14 personas relacionadas con el dopaje en España, y la cara visible de todas ellas es la atleta Marta Domínguez. Para quien sólo conozca su nombre y no su palmarés decir que actualmente ostenta los títulos de campeona del mundo y subcampeona de Europa de 3000 obstáculos y es sin duda la atleta española más laureada de la historia.

La reacción de todo el mundo que la conocía, o al menos creía conocerla, sus seguidores y los que la admirábamos fue de incredulidad. "Eso es imposible", nos decíamos a nosotros mismos. Pero al final de la noche se cumplieron los peores pronósticos: libertad con cargos. Y eso gracias a su embarazo. Si no estaría en la cárcel.

Vaya por delante la presunción de inocencia, pero, ¿cómo es posible que una persona ejemplar siempre fuera y dentro de la pista, sufridora en esos metros finales que nos hacía empujarla con todas nuestras fuerzas, con un amuleto como una cinta rosa en el pelo, con ese apretar de dientes que se lo enseñaría a cualquier persona que quisiera empezar con el atletismo y decirle: así se tiene que hacer, de otra forma no está bien, cómo es posible que se preste a esto? Tanta culpa tiene el que consume como el que se lo ofrece y vende. Incluso más el segundo.



Y es que andaba yo pensando, que ahora resulta que los demás, sus compañeros de profesión, su antiguo entrenador, incluso los de la más alta instancia en atletismo sospechaban. Que había algo raro. Que olía mal "algo". ¿Algo olía mal? Y me pregunto yo, ¿y que era ese algo? Porque yo cuando me subo a mi coche y huele mal, me miro la suela del zapato porque seguramente he pisado una mierda antes de subirme. Y eso si que huele mal. Pero no espero a que otro se suba al coche y me diga: "Oye huele mal", y entonces mirarme la suela.

Si una cosa he aprendido con todo esto, y todo lo que llevamos ya, es que nuestros ídolos, esas personas a las que admiramos tanto y son un ejemplo para todos, son eso, personas. Nosotros la cagamos y seguimos adelante. Ellos igual. La diferencia es que de lo nuestro se enteran unos pocos, y de lo suyo todo el mundo. Y de sobra es sabido lo que nos gusta vaciar nuestra propia basura sobre alguien cuando pasa algo así. Y lo buenos y legales que somos todos por supuesto.

De todo corazón Marta, espero que en la situación en la que te encuentras, que será más o menos como en la foto que se ve más arriba, no termines de caerte y lo que en realidad estés haciendo sea levantándote.

1 comentario:

  1. Muy buena entrada, sí señor.

    Apoyo sobre todo el final y espero que Marta se comience a levantar y que todo sea falso (aunque cada día que pasa es más complicado por las nuevas pruebas que van apareciendo).

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