Distinguir entre la verdad y la mentira está cada vez al alcance de menos gente, si es que existe. Y yo no me incluyo, porque si lo visto ayer en las calles de Madrid alguien sabe distinguir lo que fue le agradecería que me lo explicara.
Y no lo entiendo, tonto de mí, porque lo que iba a ser una manifestación en contra de la banda terrorista fundada hace algo más de cuarenta años ya, resultó ser, cosas de la vida, una manifestación contra el gobierno que más trabas le ha puesto, en contra de la persona que más ha avanzado en las negociaciones para el fin del terror y contra el ministerio del interior que más detenciones ha realizado y más incautación de "material" ha llevado a cabo pues me resulta cuanto menos llamativo.
Pero lo más llamativo de todo es que todas esas personas, que en su mayoría son víctimas del terrorismo, vayan encabezados por unos individuos que en el peor atentado sufrido por este país, al que tanto aman por cierto ya que no pierden la ocasión de salir con su banderita a la calle, culparan a los asesinos de su familiares o amigos para ganar unas elecciones. Para jugar con ellos y con la mentira. ¿ O con la verdad? Porque eran miles de personas. ¿De verdad hay tanta gente equivocada? Por un lado o por otro lo están. El fin tiene que ser que no se incremente esa lista de manifestantes. Ningún otro.
Y como no solo de banderas de su país vive un manifestante, crea las suyas propias. Las dos de arriba dejan ver la creatividad que hablan por sí solas de sus portadores. Luego había otras donde llevan a cabo todo el ingenio posible con un juego de palabras como "zETAp" o el que tiene el mensaje estándar "Zapatero dimisión" con la cuál puede ir a cualquier manifestación ya que no va a desentonar, máxime ahora con la que se ha echo su amigo para salir a dar una vuelta e ir a juego con el compañero de mus: "Y Rubalcaba a prisión"
Vaya por delante todo mi respeto a las víctimas del terrorismo, no puedo ni quiero imaginarme su dolor, pero una manifestación deja de ser contra el terrorismo cuando se mezclan temas políticos, personales y terroristas. No se pueden mezclar. Andaba yo pensando que no hay nada más importante que luchar contra el terrorismo, y para ello hay que estar unidos. No es posible que los que no estuvieran allí sean los que más hacen para erradicarlo y que encima se sigan echando kilos de mierda sobre ellos, mierda sacada de listas electorales con nueve imputados en ellas, de los aeropuertos para personas, de las candidatas a la presidencia de una comunidad, que no suya, de la cual no se sabe los gentilicios y ni siquiera los nombres de sus pueblos, y de barcos de narcos gallegos. Llevan kilos, pero el peso de la mentira es ilimitado. ¿Cuánto pesará la verdad? ¿Cuánto la conciencia? Al final de todo, la única verdad es que todo es mentira.
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