martes, 26 de enero de 2010

Gracias por nada

Acabo de hacer mi penúltimo examen de este primer cuatrimestre. Llevo tiempo quejandome de lo dificil que es, lo mal que se pasa cuando ves a tus amigos que no entran y tu que no sales. Pero después de hacerlo, y por suerte (o por trabajo), bien, te queda una satisfacción que sólo se puede experimentar con ellos, los examenes.

Los estudiantes solemos quejarnos mucho, con más razón o con menos, de lo malo que es el calendario de exámenes, lo malo que son algunos profesores (que algunos lo son, pero a otros simplemente no se les puede pedir más) y lo que sufrimos estudiando en meses como Enero. Pero luego, te das cuenta de la suerte que tienes de ello. De sufrir por hacer esos exámenes, porque al final del camino obtendremos una gran recompensa: el título de licenciado.

Y me doy cuenta de la suerte que tengo cuando hablo con otra gente. Gente que por mala cabeza en su día, o simplemente porque sí, decidieron no estudiar y que hoy día darían lo que fuera por estar en mi lugar, por esas noches de no dormir por dar el último repaso, por esas semanas malas que se pasan estudiando o simplemente quejarse porque tiene que estudiar y sobretodo por esa satisfacción de aprobar un exámen.

Uno menos y una más.

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