martes, 13 de julio de 2010

El equipo de la roja.

Después de dos días de fiesta, de emociones, de infarto y de cualquier carencia menos de fútbol, por fin empezamos ha aceptar y a entender lo que ha conseguido ese gran equipo. Porque ante todo son eso, un equipo. Y nosotros unos privilegiados por poder disfrutar de ellos.

Porque ya era hora. Nos mereciamos este título. Ya no nos acordaremos más de Tassoti. De ese gran árbitro que fue Al-Ghandour. Del paradón de Zubizarreta contra Nigeria. De que para alegrarnos con nuestra selección pusieramos el 12-1 a Malta. Y por fin puedo contarle algo histórico a mis nietos sobre el fútbol.

Porque por fin han aprendido de los Nadal, Gasol y compañia. No sólo de nombre se gana, y si con humildad. Se acabaron los egos dentro del vestuario. Ese gran espejo que es la selección de baloncesto por fin tiene su reflejo en el fútbol. Y por fin son un equipo.

Porque sólo algo tan grande como ésto es capaz de unir al capitán del Madrid y del Barcelona y fundirlos en un abrazo. Porque se puede ir con la camiseta del Barsa por Madrid sin que te insulten. Porque jugadores de origen no tan arraigados al sentimiento patrio han conseguido unirnos más que nunca y sentirnos más españoles que nunca.

Porque ahora también habría que decirle a Sara Carbonero que ella tiene la culpa de que Casillas haga esas paradas. Porque después de criticar tanto a Del Bosque tras el partido contra Suiza, nos ha callado a todos la boca. Y porque al final Piqué ha salido vivo del mundial.

Y porque todo esto se ve reflejado y lo hace más grande al ser un tipo bajito, blanco como la nieve, con el mismo pelo que el usa peluquín, el que metió el gol de la victoria. Y que gol.

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